THE SHOW MUST GO ON...

La cumpleañera se veía preciosa, con vestido y zapatos nuevos. Pero simplemente se negó a caminar. Por razones estéticas (y cero prácticas) le negaron el permiso de gatear por lo que disfrutó y abusó de los brazos de todos los presentes (incluyendo los míos). Cuando me relevaron de la tarea de cargar a la cumpleañera me dí cuenta que ya tenía una nueva misión: -¿Vamos a jugar?- (preferiblemente damas chinas o algo que no requiera un esfuerzo físico porfavor gorda). Mmm... afueba!! gritó jalándome. Me dediqué sin éxito alguno a tratar de enseñarle a hacer bombas de jabón... -No soples tan fuerte!- pero ella seguía y seguía sin poder lograr una bombita. Mi aprendiz se empezó a desesperar y optó que en vez de seguir tratando era más divertido tirarme el botecito de jabón en los pies y salir corriendo muerta de la risa...

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Estaba en el cine esperando que empezara la película. En eso apagaron la luz y no sé con qué pretexto me acordé de tí y casi sentí ganas de llorar de que no podía imaginarme tu cara, ni me acordaba exactamente como suena tu voz, ni lo que se siente abrazarte. Me empecé a desesperar en mi asiento y al mover las piernas sentí todavía la sensación jabonosa entre los dedos de mis pies, entonces sonreí, me relajé y me dediqué a disfrutar la función...