noviembre 26, 2006

MIEDO

Pregunté si tenías miedo y sin pensarlo dos veces dijiste – “no”. Hubiera querido creerte, pero volteaste a ver el suelo al responder.

Decidí formular de nuevo la pregunta, o más bien afirmar lo que en esos momentos alcanzaba a sentir cuando te tenía cerca de mí –“Tienes miedo” – asegurando que esta vez tus ojos se encontraran con los míos. Un silencio invadió el espacio entre los dos, cerraste tus ojos y al abrirlos de nuevo me tomaste la mano, me miraste fijamente, apretaste tus labios como intentando detener las palabras que estaban por salir de tu boca y escuché – “Tal vez”.

Todo este tiempo me cuestioné en qué momento había fallado, todos estos meses pensé que la del problema era yo, que te había dado señales equivocadas, que había hecho algo que no te había gustado, que mi forma de ser no te había agradado pero ahora sé que no soy yo, eres tú.

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