DON'T BARK AT THE WRONG TREE

El jueves pasado salí de la tienda apurada, metida en mis propios pensamientos y con las manos tan ocupadas que apenas pude picarle a la alarma para subirme a mi carro. Una vez arriba me acomodé y en eso al voltear al asiento del copiloto vi una pañalera, dos baberos y un chupón. Mi hamster pedaleó y pedaleó pero de plano no podía encontrar la razón de porque mi carro estaba lleno de cosas extrañas. Me dije: respira profundo, andas estresada, aver piensa: estás 100% segura de que no tienes hijos???. Antes de poder responderme, la dueña del carro ya había salido asustada al pensar que le estaban robando su carro y yo despertando de mi burbujita la traté de calmar explicándole que tenía un carro idéntico al mío, que me había equivocado y las dos nos reímos y tomamos nuestros respectivos coches.

Ya en mi carro (ahora sí) me venía riendo sola, no sé que me asombró más de mi despistadez (existe esta palabra?): si haberme subido a un carro igual al mío o en verdad el haber dudado en las razones de por qué esos objetos estaban ahí.

Es curioso como nuestra mente nos quiere responder con todo antes de darnos la solución más obvia, no es la primera vez que me pasa...Me pasó contigo también al preguntarme el por qué de tu ausencia, tu indiferencia y tu desinterés repentino (eran algo así como la pañalera, los baberos y el chupón). Mi mente me daba respuestas como: "tal vez está muy ocupado" o "alomejor sólo está cansado" y la mejor "no vino a donde quedamos pero de seguro no salió del todo".

De nuevo la solución obvia y real se estrelló frente a mí: tan simple y sencillo como que empezaste a querer a alguien más...