abril 08, 2010

CAT FIGHT

Voy caminando por un pasillo hasta que llego a una puerta con mi nombre y decido entrar. Es un cuarto blanco y veo a dos mujeres, cada una en una esquina. La de la esquina derecha viste de colores oscuros y formales. Trae pantalones de vestir, camisa a rayas y unos zapatos hombrunos y raspados. Sus uñas son cortas, sus manos no portan ningún accesorio y en ellas se lee el trabajo arduo cotidiano. Su cabello es negro y va recogido a una cola apretada, de la cual se sale un pequeño mechón que ella apura a recoger con un ganchito. Su semblante va totalmente de acuerdo al resto de su persona, duro y formal. Apenas algo de maquillaje, sobresalen una mirada dura, el ceño fruncido y una seguridad que raya en lo atractivo y en lo arrogante. Está rodeada de papeles, calculadoras y un montón de calendarios y agendas. Yo no sé para qué una persona necesita más de un reloj o un calendario pero ella está sumergida calculando y haciendo anotaciones en cada uno de ellos, segura y tan concentrada en su tarea que es incapaz de notar a nadie ni a nada a su alrededor, ni a la otra mujer que está tan cerca de ella.

En la esquina izquierda está la otra mujer, totalmente diferente a la primera. Es difícil seguirla con la mirada desde donde estoy, porque está bailando, cantando y al son de la música da ciertos brochazos a una pintura a medio comenzar. Alguna que otra gota de pintura cae en su ropa, pero ésta es tan colorida que se pierde en ella. Un vestido con los colores del arco iris la cubre de pies a cabeza y pulseras de todos tipos se acumulan en sus brazos. Su cabello, también negro, se mueve rebelde en todas direcciones. Se queda quieta por un segundo para analizar su pintura y trato de observar su expresión facial. Sus ojos chispean y sonríen con la mirada, aunque una pizca de timidez y desconfianza la delatan. Y al reanudar el baile… sucede lo inesperado, tumba sin quererlo, un gran bote de pintura roja que se derrama rápido por toda la habitación; ella corre descalza tratando de limpiarlo, pero la pintura corre y ya llegó a la otra esquina y ha manchado el calendario más grande de la otra mujer.

Cuando la culpable levanta la mirada temerosa, siente un respingo lleno de ira proveniente de la otra mujer. Sin más ni más se tira al suelo y se echa a llorar llena de drama y sentimentalismo, que a mi parecer son exagerados. Pero ni ese llanto logra derretir la mirada de hielo de la ofendida y me empiezo a preguntar cuál será su reacción… entonces toma fuerza con todas sus ganas y la patea en el estómago. Yo tengo que abrir mucho los ojos para creer lo que veo, nunca he presenciado una pelea entre mujeres. Luego la levanta del suelo con una fuerza descomunal y la empieza a empujar y patear, cada vez más cerca de donde estoy yo. Me empiezo a poner muy nerviosa de que se den cuenta de mi presencia, pero va tan concentrada que finalmente descubro su objetivo: sacarla de ese cuarto para siempre.

La mujer colorida va herida, y sangrando y se ve tan débil y sumisa que no dudo en que nada puede hacer… más me vuelvo a sorprender cuando al llegar al extremo de la salida, al parecer reacciona y se zafa de los brazos de su contrincante. No es tan fuerte como ella pero pelea con todas sus fuerzas por no salir de la habitación y en un continuo forcejeo se rompen las pulseras de sus brazos que caen a pedazos al suelo. La distracción afecta a su dueña cuando la otra aprovecha para golpearla en el pecho, justo en el corazón, su punto débil. Cae el cuerpo al suelo y yo creo que la mujer va a morir ahí y no sé si salir a hacer algo al respecto. La sangre cubre todo su cuerpo pero esto no minimiza la decisión de su enemiga, quien ya con la camisa rota muestra unos músculos de acero, y una mirada más dura y llena de fuego. En un último de supervivencia y antes de ser aniquilada, la mujer herida saca fuerzas no sé de donde y suelta un golpe certero a la cabeza, el punto débil de la otra que la hace caer estruendosamente al suelo, y todos los relojes de su mesa caen quebrándose con un fuerte estrépito.

Tanto golpe y sangre me hacen voltear la mirada, hasta que me doy cuenta que la pelea está pareja otra vez, ruedan por el suelo, tratando de ahorcarse una a la otra. No hay reglas ni árbitro, aunque siento en mí el deber de parar esta guerra, mi miedo es más fuerte que yo. Yo no sé de donde sacan fuerzas porque las dos están sumamente heridas, pero prefieren morir en el intento que dejarse vencer. No aguanto más y salgo a detener el pleito, están las dos tumbadas en el suelo hundiéndose a golpes y gritos. Cuando estoy ya bastante cerca, un soplido de asombro y miedo recorre mi columna cuando las veo de cerca y me doy cuenta que se trata de la misma mujer, y no cualquier mujer, sino alguien sumamente familiar. El mismo cabello negro, los mismos ojos, aunque diferente actitud. Tomo del hombro a una y de la muñeca a la otra y antes de que se percaten de mi presencia, un espejo gigante nos cae a las tres del techo. El espejo se rompe en tres pedazos iguales y ahi quedamos tendidas las tres.

Miro el pedazo de la derecha y en él se refleja la imagen sin vida de la mujer formal, tomo fuerzas para asomarme al de la izquierda y yace muerta la mujer artística; el pedazo más grande de los tres me ha herido gravemente a mí, con todo el dolor de mi alma y cuerpo me acerco a ver mi propio rostro en el espejo y nada se refleja en él.... "Debo haber muerto ya"....

1 Comentarios:

A la/s 7:52 a.m., Blogger Bilutona dijo...

te acabo de mandar un mail gordi! estoy un poco en asustada de lo que me provocó este blog.

pero esta increible!

te quiero

besos

 

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal